4 de junio de 2008

Carne a la parrilla


Para muchos el preparar una carne a la parrilla es todo un misterio. Al parecer es muy fácil, la pones en la parrilla y esperas que se cocine. Es una forma de hacerlo, pero no la mejor.

Un asado a la parrilla, cualquiera que sea el tipo de carne (vacuno, cerdo, cordero), posee reglas que no pueden ser violadas.

La parrilla debe estar muy limpia y completamente seca, sin esas adherencias tan frecuentes acumuladas de anteriores asados. Antes de poner la carne sobre la parrilla, conviene engrasar ésta con aceite o mantequilla derretida, de este modo evitará que la carne se pegue en la rejilla, ya que podría desgarrarse al darle la vuelta o al retirarla, perdiendo parte de su jugo.

El fuego ha de mantenerse muy vivo, en el momento de poner la carne sobre la parrilla debe estar prácticamente ardiente. La carne tiene que "prender" muy rápidamente, tomar color y ponerse crujiente por ambos lados. Luego el calor tiene que bajar porque entonces la carne se dañaría.

Nunca debe utilizar un tenedor o instrumento puntiagudo para dar vuelta a la carne, pues también de esta manera se producen pérdidas de jugo. Lo mas indicado para dar vuelta a la carne será una espátula o algún utensilio similar de forma plana.

La carne no se sazona con sal antes de ponerla en la parrilla , se espera a que se haya prendido por un lado y al darle la vuelta, se le sala por encima. La sal hace que salga el agua que contiene la carne y esta no quedaría jugosa y crujiente.

El tiempo de cocción y la intensidad del fuego son dos aspectos cruciales. Como es lógico las carnes varían con el espesor. Un bistec delgado puede tener bastante con un minuto por cada lado si lo queremos poco cocido y máximo tres minutos por cada lado, si lo preferimos muy cocido. Con dos minutos obtendrás el punto sangrante.
Cuando se trata de piezas de mayor grosor, una vez que la carne haya prendido por un lado habrá que desminuir la intensidad del fuego, para que la carne se haga por dentro.